lunes, 23 de abril de 2018

“CRÓNICA DE UNA CRISIS SISTÉMICA ANUNCIADA”: EL DEBATE QUE TODOS ESPERABAN.


Todos contra AMLO
Gerardo Lozada Morales[1]


El silencio tiene su lenguaje: sabe hacerse entender…
Príncipe Siddhartha Gautama, Buda

El debate rumbo a la presidencia de la República Mexicana develó mensajes insertos en la teoría sistémica, en donde se corrobora con gritos de desespero la grave crisis que envuelve al país desde hace muchos años; crisis económica, política, social, de partidos, de representación y principalmente, la crisis generalizada que presenta el sistema político mexicano. Un parangón crítico inimaginable.
Lejos de hacer un recuento de las célebres frases que sobresalieron en el debate porque la política actual es un show para incentivar la ignorancia, Robert Michels hace casi un siglo aseguró que cuando los partidos políticos, y obviamente sus candidatos tienden a desacreditarse entre ellos, es decir, a insultarse, atacarse, denostarse, entre más, quiere decir que no existen propuestas claras ni reales. La lógica del debate fue sencilla: “Todos VS AMLO”.

Este fenómeno ilustra a la perfección el periodo de autopoiesis (retroalimentación) que tiene el sistema político mexicano en la actualidad. Y cabe señalar que aunque un sistema ejerza una dominación masiva a través del poder, el propio Foucault develó que existen puntos vulnerables en este, o mejor dicho: resistencias. Aquellas que AMLO supo aprovechar desde su origen humilde en Tepetitán (Tabasco) y que hoy le permiten ser un protagonista de la novela rumbo a la presidencia mexicana del presente 2018, pese a que la política en el país aún mantiene prácticas autoritarias como secuelas del Sistema de partido hegemónico pragmático (PRI y sus partidos satélites como el PAN- PRD y anexas…), tal y como se manifestó con el desafuero que se utilizó por el gobierno panista de Fox para bloquear su carrera política, o los dos procesos electorales fraudulentos a nivel presidencial orquestados en su contra. Esto sin contar con el desprecio RACISTA  que la ultraderecha panista ha canalizado hacia su imagen desde hace varios años (prácticas comunes de sus agrupaciones intransigentes secretas como el YUNQUE, TECOS, Numerarios, Sinarquistas, Caballeros de Colón, etc., etc., etc…).
Para el agrado o descontento de muchos, AMLO ha podido capitalizar el hartazgo social de varios años de ineptitudes políticas, de abusos de poder, de corrupción e impunidad, de años de malos manejos políticos, de la traición que el PAN le hizo a la sociedad civil al burlarse del sueño de la transición democrática en el año 2000.
La lógica que hoy envuelve a la elección presidencial mexicana gira entorno a una fórmula sencilla: SISTEMA o continuidad (Meade, Anaya, Zavala y Bronco) VS ANTISISTEMA (AMLO). Es en la segunda donde se congrega y se capitaliza absolutamente la CRISIS DE REPRESENTACIÓN DEL PAÍS.
Tanto Meade como Anaya sostuvieron una retórica que siempre se viene pronunciando en la continuidad del sistema dominante, es decir, promesas e ilusiones que intentan incidir en los espectadores más distraídos. Esto sin exceptuar los ataques directos a AMLO mediante fakenews (noticias falsas) y el cinismo de ser ambos los partícipes de los casos de corrupción más escandalosos como el desvío multimillonario de SEDESOL, inyectarle agua en vez de quimioterapias a niños con cáncer, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, o la famosa “nave industrial”. Empero, a sabiendas de que los medios de comunicación en México estén alineados al gobierno y sean antidemocráticos, la reflexión es clara, en esta era de la posverdad si algo malo tuviera Obrador ya sería un escándalo nacional y estaría muerto políticamente. Cosa que no es así, puesto que se mantiene como puntero en las preferencias del electorado.
En cuanto a Margarita Zavala y el Bronco, en la misma lógica de ataque a Obrador, no presentaron nada fuera de lo común salvo la ignorancia que los hace ser el hazmerreír de las redes sociales. La dificultad de Zavala por articular ideas y palabras, el pensamiento ignorante del Bronco ante su denostación sobre el sistema de partidos y su perfil de “Dictador de un califato ortodoxo” al señalar la mutilación como pena para criminales, los 57 ataques a AMLO sólo ilustran la situación tan crítica que tiene el país y sus imágenes como marionetas vulgares del sistema.
¿Qué es lo que nos espera?
Que tanto el PRI y el PAN se sigan peleando para designar al segundo lugar en preferencias cosa que no va a ser nada sencilla por los costos políticos y al final puedan echar a andar a la maquinaria del régimen a nivel federal, para intentar maniobrar la elección como en los últimos dos procesos presidenciales o como lo hicieron en 2017 con el Estado de México, y con ello, impedir que la voluntad social se imponga y permita que AMLO llegue a la presidencia a generar cambios drásticos que tanto necesita el país para salir del atolladero. La guerra sucia continuará articulándose desde el poder federal y con los Estados con los que se logre pactar, pero esto no garantiza que el descontento social cambie, sino que, por el contrario puede beneficiar aún más a López Obrador. Como aquella vieja idea para inducir MIEDO a los sectores más ignorantes al señalar que: “nos convertiremos en Venezuela o Cuba”. O por otro lado, asumir de manera inepta que Anaya y Meade son más capacitados para gobernar por sus títulos de “doctores”, cuando hace casi un siglo el sociólogo alemán Max Weber definió bien que la política es muy distinta a la ciencia, “o se es político o se es científico”, rasgo que también Giovanni Sartori señaló rotundamente al diferenciar entre un buen político y un político profesional, es decir; el arte de gobernar no depende de la capacidad de estudios. Obrador fue muestra de ello en el buen gobierno de la actual CDMX. 
Si no se orquesta un escándalo electoral y AMLO llega a la presidencia, solamente quedaría recordar el destino de la mitología mexicana que el propio Obrador pronunció abierta la interpretación de cualquiera: el destino del apóstol de la democracia como lo fue Francisco I. Madero, el del Benemérito de las Américas Benito Juárez, o el del General Lázaro Cárdenas. Cualquiera de las tres vertientes podría ser el futuro del país asumiendo sus consecuencias.
Lejos de vanagloriarse ególatramente por señalar quién ganó el debate presidencial, AMLO supo aplicar una máxima milenaria presente en todas las culturas y civilizaciones: la de GUARDAR SILENCIO.



[1] Nacido en la ciudad de Puebla, licenciado en Ciencias Políticas y maestro en Ciencias Políticas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla respaldado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Actual candidato al doctorado en Ciencias de Gobierno y Política por el ICGDE-BUAP (CONACYT).

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