“La Raza Cósmica”.
En la Historia no hay retornos, porque toda ella es transformación y novedad. Ninguna raza vuelve; cada una plantea su misión, la cumple y se va. Esta verdad rige lo mismo en los tiempos bíblicos que en los nuestros, todos los historiadores antiguos lo han formulado[1].
José Vasconcelos.
José Vasconcelos, seducido en gran parte por la filosofía dialéctica de Hegel, al igual que la filosofía creacionista y de superación Nietzscheana, en 1925 pública una de sus obras más célebres y reconocidas a nivel mundial, La Raza Cósmica. Estudio por el cual enuncia –de manera futurista– la creencia del surgimiento de una supremacía racial en el continente americano, la cual dará origen a la quinta raza después de los negros, mongoles, indios y blancos. Raza denominada por él como: la raza cósmica universal.
De esta manera, el filósofo oaxaqueño señala que a través del tiempo diversas razas han tenido gracias al mestizaje, una superación en donde se ha visto que grandes imperios como el Egipcio o el Romano, entre otros, logran alcanzar un auge o hegemonía en distintos niveles, como político, tecnológico, científico o social, para tiempo después desaparecer y dar partida a nuevas transformaciones raciales.
En cuanto al mestizaje, Vasconcelos lo consideraba como un proceso evolutivo necesario para el mejoramiento de la raza, al igual que aquellas transformaciones que pautaba Occidente europeo, ya que mencionaba que gracias al mestizaje se podría alcanzar una superación, para posteriormente tener en Latinoamérica las nuevas potencias mundiales. Sin embargo, Vasconcelos señalaba que en nuestro país se había truncado aquel proceso gracias a la independencia de México en 1810 de la corona española, lo cual terminó acentuando más las diferencias raciales que merman la prosperidad del país.
De esta manera, Vasconcelos tomó siempre de referencia la comparación con nuestro vecino del norte, Estados Unidos, país que había logrado consolidarse como raza, generando una estabilidad política sobresaliente, al igual que una gran prosperidad industrial que se reflejaba en la calidad de vida de los norteamericanos, para lograr posicionarse como la potencia mundial más sobresaliente de inicios del siglo XX.
A su vez, Vasconcelos sabía la importancia que tiene la religión en los países latinoamericanos, aquel factor capaz de unificar e identificar a la gran mayoría de las personas. Empero, el contraste de varios países latinos provocado por la diferencia cultural, encerraba distinciones específicas a nivel religioso en comparación con la potencia estadounidense, tal es el caso de México, ya que era notorio los diferentes procesos históricos que cada país tomaba en el continente, después de independizarse de los imperios europeos, Vasconcelos menciona:
[…] Reconozcamos que fue una desgracia no haber procedido con la cohesión que demostraron los del Norte; la raza prodigiosa, a los que solemos llenar de improperios, sólo porque nos han ganado cada partida de la lucha secular. Ella triunfa porque aduna sus capacidades prácticas con la visión clara de un gran destino. Conserva presente la intuición de una misión histórica definida, en tanto que nosotros nos perdemos en el laberinto de quimeras verbales. Parece que Dios mismo conduce los pasos del sajonismo, en tanto que nosotros nos matamos por el dogma o nos proclamamos ateos. ¡Cómo deben de reír de nuestros desplantes y vanidades latinas estos fuertes constructores de imperios[2]! […].
Huelga decir, que no todos los laudes harían ejemplar a los Estados Unidos por parte de José Vasconcelos, ya que él siempre fue consciente de las desgracias que su construcción como nación o su actuar en políticas internacionales, dejaban mucho qué desear, para así, mencionar que las razas latinas tenían aún esperanzas para sobresalir, Vasconcelos aclaró:
[…] Ellos no tienen en la mente el lastre ciceroniano de la fraseología, ni en la sangre los instintos contradictorios de la mezcla de razas disímiles; pero cometieron el pecado de destruir razas, en tanto que nosotros las asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y esperanzas de una misión sin precedente en la Historia[3].
Vasconcelos menciona que aquella quinta raza estará refundando nuevos parámetros para la vida humana, desde la síntesis hegeliana de una supremacía racial generada por el mestizaje, pasando por la transformación de la moral social –al igual que la filosofía Nietzscheana–; asumiendo la importancia de los valores en el actuar humano, hasta la manera de perpetuar la especie –como bien lo postulaba Schopenhauer[4] y también Nietzsche[5]– para transmitir la mejor herencia a los hijos, así José Vasconcelos menciona lo siguiente:
La procreación por amor ya no es un buen antecedente de progenie lozana; pero hace falta que el amor sea en sí mismo una obra de arte, y no un recurso de desesperados. Sí lo que se va a transmitir es estupidez, entonces lo que liga a los padres no es amor, sino instinto oprobioso y ruin[6].
En suma, la gran experiencia que tuvo Vasconcelos para transitar en distintas etapas del México que provenía de la dictadura porfirista –al igual que su estancia en diversos estados de la república, así como de países del continente o el mundo–, y que a inicios del siglo XX entraba en la guerra de revolución y diversos cambios políticos, le ayudó a comprender que aquellas transformaciones sociales necesitaban de cambios reales en todo el imaginar humano, para lograr alcanzar una reivindicación racial, no sólo en nuestro país, sino a nivel Latinoamérica.
Personaje siempre preocupado por la educación social, por el mejoramiento de las condiciones de vida, del establecimiento de democracias reales, de poder sanar los conflictos que se generaban por la distinción de razas que no se habían podido asimilar en pleno siglo XX, rechazando todo tipo de pensamiento o régimen opresor como el impuesto por el positivismo, algo que gracias a su magnífica formación intelectual, así como su participación en el ateneo de la juventud, consiguió dejar un gran legado en México y el continente.
*Trabajo de investigación actual en la maestría de ciencias políticas BUAP.
[1] Vasconcelos, José, (2012), La Raza Cósmica, Porrúa, México, p. 12.
[2] Ibíd., p. 13.
[3] Ibíd., pp. 13-14.
[4] Cfr., Schopenhauer, Arthur, (2009), La Sabiduría de la Vida, En Torno a la Filosofía, El Amor, Las Mujeres, La Muerte y otros temas, Porrúa, México.
[5] Cfr., Nietzsche, Friedrich, (2010), Así Habló Zaratustra, Grupo Editorial Tomo, México.
[6] Óp. Cit., Vasconcelos, José, (2012), La Raza Cósmica, Porrúa, México, p. 26.
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