miércoles, 23 de enero de 2019

NICOLÁS FLAMEL. HACIA EL LABERINTO: MAGIA Y ALQUIMIA; UN NUEVO TESTAMENTO



 -Después de haber transmutado la piedra filosofal, Flamel escribió:



Golpee tres veces la puerta para poder entrar al laberinto con la llave que yo mismo me di en el pasado, y que ahora me doy en el futuro. Esa con la marca del cinco.
Aunque el presente sea infinito, ahora sé que se puede viajar en el tiempo. Siempre y cuando se descubra que todo es relativo.
Como mil viajes que estuvieron dentro. Como la hermosa geometría de las flores anunciando claves en espiral para mirar más allá de los cinco sentidos.
Es el arte de abrir puertas.
Es la magia de mirarse entre mil espejos…
¡Sabe hacer magia!

Exclamó el ángel con pureza suspendida en el viento.
¡Se necesita más fuego!
Gritaron los guerreros para fundir las espadas en la caldera donde se transmutan los elementos. Porque el fuego afila las espadas y el agua endurece el hierro.
¡Más viento!, porque el aire aviva las llamas dentro del templo, así sea el más crudo de los inviernos.
Se necesita estar anclado en la tierra para que la tienda del campamento de los guerreros esté firme ante cualquier embate.
Son muchos los peligros. Son infinitas las envidias de los que quieren poseer el fuego de Prometeo.
La luz expulsa a los demonios, se lleva a las esfinges al desierto, y petrifica a las gárgolas.
¡Hay que avivar el fuego!
Gritaron los alquimistas para transmutar la piedra.
¡Hay que dominar los elementos!
Sugirieron los magos para obtener el elixir de la larga vida.
¡Hay que dominar la filosofía!
Dijeron los sacerdotes porque así se posee la sabiduría.
¡Hay que empuñar las espadas y proteger las entradas!
Anunciaron los guerreros para preparar la batalla.
El mundo es adentro, y los cristales alumbran el vértice e iluminan el horizonte donde cabalgan los toros, búfalos y donde vuelan los dragones; donde convergen todos los colores. Es donde se sublima el Ser con la oscuridad y donde el cielo conserva la dualidad del día y de la noche; la equivalencia entre el sol y la luna; entre el hombre y la mujer: ¡el ágape!, ¡el agalma!
¡Mantengamos a salvo la campaña!
¡Empuñemos las espadas mientras cuidamos las puertas de los intrusos!
¡Levantemos las varitas y entonemos con magia cánticos sacros para levantar protecciones de plasma, éter y sustancia divina de mil y un corazones!

¡Aclamemos con fuerza los más poderosos mantras!
¡Qué no se enfríe la caldera!, porque estamos a punto de obtener la piedra…
¡Hagamos fuego con el viento y transmutemos los elementos!
¡Hagamos fuego con el agua!, hasta sublimar con sal el azufre y el mercurio.
¡Hagamos fuego con la magia!, ¡Con la alquimia!, ¡Con la fuerza de nuestras espadas y que nunca nos derribe el viento!
Anclemos el espíritu a la tierra que la madre naturaleza nos dejará consultar al tiempo. Nos regalará la llave para entrar a su templo.
Negociemos con el guardián para consultar los libros sagrados del norte, del sur, del este y el oeste. Convenzan a los dragones para fundir la metafísica en la caldera porque han sido setecientas vidas para cuidar la biblioteca sagrada. El árbol de la vida. De nuestras vidas.
Es la madre la que nos protege. Es el padre el que nos guarda.
¡Hoy somos leones despiadados que rugen majestuosos en la noche!
¡Somos lobos astutos protegiendo las manadas!
¡Somos búfalos despidiendo vientos para obtener más fuego!
¡Somos dragones con el viento, el fuego, la tierra y el agua!
Somos el arte de transmutar la vileza del plomo.
Somos los únicos capaces de fundir nuestras espadas.
¡Fuego!, arrojaron las armas…
¡Sé como el agua repitió el sacerdote del templo!
¡Fluye como el agua!
¡Flow like water!
¡Je suis le magie!
¡Light My Fire!
¡Je suis le magicien!
¡Más azufre pidieron los magos!
¡Más mercurio negoció el mercader!
¡Habrá que sublimar el todo!
¡Habrá que agradecer!
¡Gracias Pacha!
Hoy de rojo se pintó el cielo para volver a las almas de oro, para entender la vida eterna y hablar bellezas que sólo se esconden dentro de las cuevas.
Ahora se guarda en secretos, el mayor tesoro que la historia ha peleado.
¡Hay que cincelar hermano!
Entre más cincelas más fuego acumulas…
Entre más arte pronuncias más giros dará la rueca de Notre-Dame…
Sé paciente que aunque mueras volverás a la vida a levantar templos.
Sé despiadado que sólo adentro lograrás fundir y sublimar los opuestos.
Sé astuto como un lobo para no perderte en las montañas.
Nunca olvides ser simpático, porque no hay mayor tesoro que conservar tu espíritu como cuando fuiste niño.
Recuerda quién logró sacar a Excálibur de la piedra encantada;
Quién fue el único capaz de entrar a la caverna para obtener la lámpara maravillosa.
Hoy tienes el vellocino dorado y eres el hombre alado…
Sólo así volarás y abrirás puertas.
Sólo así entenderás al arte; las formas y figuras.
Sólo así conservarás la sacra palabra y el universo te corresponderá.
Este es el arte de transmutar…
¡Guarda el tesoro!, ¡Cierra las puertas!, ¡Comienza de cero!
Recuerda que sólo un gran espíritu es aquel que renace con el fuego y se levanta de las cenizas como un Fénix.
Ahora sólo guarda el silencio porque hay un infinito de inviernos y primaveras por sublimar.
¡Este es mi testamento!, el que recibí cuando encontré a Hermes al bajar del cielo.

París, Francia 13/01/2019
Nicolás Flamel



No hay comentarios.:

Publicar un comentario