¿CÓMO AFECTA LA CRISIS DE LA MODERNIDAD A LA CIENCIA POLÍTICA?[1]
Tras la crisis que presentó la modernidad y su desarrollo en la historia, comenzaron a contaminarse distintos factores, que a su vez eran planeados para brindar el bienestar social, es así como gran parte de la ciencia quedó completamente obsoleta para los distintos países o regiones lejanas al Occidente de Europa, si la modernidad se pensaba mundial ésta dejaría de serlo y se convertiría cada vez más elitista o preferentemente “sedentaria” al lugar donde originariamente fue su inicio.
La modernidad al ser completamente inadaptable para todas las partes del mundo, provocó también que las ciencias sociales sucumbieran, plagándose de incoherencia e ineficiencia, incapaces de proporcionar algún beneficio en regiones como en Latinoamérica y, en especial, México.
La dominación del eurocentrismo, la crisis de la modernidad, las condiciones que han propiciado tantas peculiaridades extrañas y difíciles de comprender en nuestro continente, han provocado una severa crítica a las ciencias sociales, en particular a la Ciencia Política moderna que al igual nace relativamente en una etapa de crisis mundial, esa crisis que representaba la oportunidad adecuada para que esta disciplina aportara mediante la renovación de la modernidad, estudios claros y concretos para salir del caos en el que se había sumergido la humanidad, pero que rápidamente fue cooptada o influenciada por otras más, atrasando su cita con el bienestar social.
Como ya se ha visto antes, la crisis de la modernidad arrasó con todas las virtudes que ésta ofrecía en primera instancia, la razón del hombre fue nublada por deseos y de su incapacidad por vencerlos o superarlos, fue la crisis moderna la que propició su desencanto de los iluminados por la razón, y fue así como dejó abandonado al progreso y al desarrollo que tan bien prometidos han pasado a ser un mito dentro de nuestra sociedad, y dentro de las disciplinas encargadas por medio de la ciencia a buscar el progreso y el desarrollo del que fueron invocadas.
La ciencia política es una “disciplina joven”, como nos menciona Sartori en su ensayo de nombre: “¿Hacia dónde va la ciencia política?”[2], ésta nace después del ocaso más grande que ha existido en la historia del hombre, y que de gran influencia gracias a la crisis de la modernidad desbordada y de la necesidad de la reconstrucción y renovación de la misma, para el auxilio que invadía al mundo.
Es por medio de la crisis de la modernidad, que las ciencias sociales se han contagiado al igual que nuestra disciplina, la Ciencia Política, llenando de nubes el panorama que se creía capaz de resolver los conflictos sociales y que, de cierto modo, ha enraizado fuertemente como menciona Sartori, a métodos cuantitativos que han condenado el progreso de la ciencia, como a nuestra disciplina contemporánea, la cual debe ser renovada, reinventada, rediseñada, auxiliada, hasta en cierto caso resucitada. Así como la sociedad avanzan, las disciplinas también, no se pueden quedar situadas en el mismo lugar y menos el darle auge al estancamiento ya mencionado.
La Ciencia Política no ha comprendido que las virtudes de la modernidad van más allá del estudio del comportamiento de las instituciones, de la democracia, del Estado, términos traídos completamente de Occidente y que se estudian de la misma forma, pero que no tienen el mínimo acercamiento con la realidad de cada país, sin embargo, jamás ésta como “disciplina joven” se ha adaptado a las condiciones presentes en nuestro continente, en especial nuestro país, aportando o beneficiando a nuestras sociedades, se ha buscado imitar en gran parte a lo que considera Sartori como “el gran hermano”: Norteamérica, sin tomar en cuenta que las culturas que dividen el norte del centro y sur de América son diametralmente opuestas.
La Ciencia Política se ha contagiado de la crisis que ha generado el hombre y que ha envuelto a la modernidad, pues esta disciplina se ha olvidado de las aportaciones del estudio social y cultural, los ha despreciado cruelmente sintiéndose sumamente independiente, enfocándose en metodologías “duras” y haciéndose cada vez más compleja y abstracta. No ha generado una aportación importante a la sociedad, pues la crisis de la modernidad y de la ciencia “la han atado a un árbol y la ha hecho dar vueltas sin parar, llegando al mismo lugar”, y bien, al igual que en la obra de Néstor García Canclini[3], la crisis de la modernidad ha hecho de nosotros un “híbrido” incapaz de descifrar por los estudios que llegan del extranjero, y que es necesario que las ciencias sociales sean “nómadas” capaces de entender nuestras condiciones y que se adapten también a lo que Leopoldo Zea[4] mencionó como nuestras “circunstancias”.
No puede negarse, que la ciencia política se ha desarrollado en la complejidad que el pensamiento moderno le ha otorgado gracias a su crisis, se pudo optar por encontrar un sin número de interpretaciones, metodologías, concepciones, y que difícilmente han podido unirse en una sola para poder generar el progreso y desarrollo de la misma, ya que siempre se ha tenido un “yugo” con el afán de imitar al Occidente Europeo y a Estados Unidos de Norte América. Además el ámbito en el que se desarrolla el estudio de la misma disciplina es amplio y éste ayuda mayormente a que la ciencia política sea una disciplina con mayor dificultad de estudio, más aún la etapa en la que nace, hasta la etapa en la que se ha desarrollado, las sociedades existen completamente desiguales, desde su desarrollo histórico como lo es Latinoamérica a comparación del “Viejo Continente”, hasta su desarrollo económico, industrial e intelectual.
La crisis presente ha imposibilitado de cierta forma a que ésta “disciplina joven”, otorgue el alivio que tanto ha esperado la humanidad, abusando en buena forma del estudio democrático respaldado con más números quiméricos que reales, después de la sucesión de crisis en las que se ha envuelto el mundo, y que al parecer se han vuelto constantes envenenado todo lo que hay a su paso, haciendo ver a la humanidad por medio de la razón naciente, los focos rojos que se han encendido después de tantos años de enfermedad y que en la época posmoderna, con el flujo y el acceso a la información nos podemos dar cuenta, que nuestra realidad está completamente alejada de nuestros estudios de la Ciencia Política actual.
La crisis de la modernidad ha llevado a la ciencia a solo “ver espejismos dentro de un gran desierto”, ha dejado a la razón completamente “insolada” por el complejo estudio de las sociedades que avanzan forzadamente, que han llevado al hombre a un estado de conformismo y de mediocridad o tal vez de ignorancia hereditaria que se genera mediante el estudio de la misma disciplina, de los cambios que se presentan al paso de la historia, y que para la ciencia política es difícil predecir o prever.
Los estudios de la “disciplina joven” se han quedado estacionados en la simpleza de la observancia de un factor, al igual que en muchas ocasiones se ha abusado de enfoques y no ha podido tener la delicadeza necesaria para poder acudir a otros factores que ayudarían a comprender los acontecimientos sociales, que a su vez, le proporcionarían también el generar propuestas a los conflictos que acontecen en la sociedad.
Si se estudia a la democracia y al poder, la ciencia política debería tener en cuenta lo generado por el poder, así como Alain Touraine nos muestra el “degenere moderno” en las sociedades en un ámbito histórico, la crisis ha generado la imposibilidad de tener un panorama más amplio del politólogo de lo que nos hacía mención Nietzsche y Freud en las limitaciones que tiene el sujeto por las ataduras que jamás ha superado, ya que el hombre es parte primordial de todo estudio que se derive de sus acciones, de las debilidades que van a la orden del día persiguiendo conceptos de como: libertad y de democracia, que quedan abrumados al observar la realidad.
Como consecuencia, el desgajamiento de todas las civilizaciones y culturas, las ha hecho quedar perplejas con el “destello” que alguna vez generó el triunfo de la razón y la modernidad, factores que la “disciplina joven” ha olvidado, que ha despreciado el papel que tiene el hombre en su desenvolvimiento dentro de la sociedad, ha caído en la mentira que envolvió a la crisis de la modernidad, esa mentira donde todo parece predecible a simple vista y llevaría al confort, pero que es manipulado por el Estado, instituciones corruptas, el hombre, tal es el caso de México y de la mayoría de los países de Latinoamérica, sin olvidar que hasta el mismo Samuel P. Huntington las ha considerado como “sociedades desgarradas”[5] las cuales a mi parecer es el ver lo que la crisis moderna ha generado, un cisma completamente abismal entre las civilizaciones de Occidente en comparación con Latinoamérica y el resto del mundo no occidental.
Se ha perdido el sentido de lo real, se ha olvidado de las críticas severas que generó el antimodernismo de Nietzsche[6]que con su pensamiento reveló la importancia de “La muerte de Dios” en una época donde predominaba el dominio eclesiástico y lo que sucedería con la secularización, debido que esta gran evolución en el pensamiento humano liberaría del sometimiento de las imposiciones morales, y de las verdades absolutas impuestas por el poseedor del poder, dando muestra de la condena trágica del hombre y tendría que buscar por su propia cuenta el conocimiento, al igual que Freud[7] al condicionar al sujeto por la lucha interna del Yo-ello-superyó, mostrado por el psicoanálisis generado y el narcisismo que desata egoísmo en todo ser humano.
Ciegamente se ha caído en la simpleza del estudio social olvidando sus diferentes circunstancias, se ha guardado en el “baúl de los recuerdos” todos los estudios que hacían comprender las incapacidades del ser humano, que provenían desde su interior hasta su desenvolvimiento, desde familiar y como va directamente ligado a la sociedad y viceversa. De esta forma se ha dudado de la capacidad que tienen estos factores humanos para corromper todo lo que tenga relación con el poder, así como pasa en Latinoamérica en donde un Octavio Paz, un García Márquez, generan más certeza de nuestra realidad, donde se ha olvidado a Leopoldo Zea y a las “circunstancias” que él llamó las peculiaridades de nuestro continente, donde también se dejó en el pasado su propuesta “la ciencia debe nacer en cada rincón de nuestro continente” y nosotros somos los encargados de no caer en el eurocentrismo como una moda.
El politólogo moderno obsoleto e incapaz de generar propuestas que lleven a la ciencia política a beneficiar a la humanidad, ha abusado del estudio institucional y de la democracia de antaño, ha caído nuevamente en lo que fue descrito por Max Weber sobre “encantamiento social”[8] haciéndose de una salida fácil o “fanática”, ya que la modernidad implicaba también el desencantamiento del mundo dada la razón crítica. La modernidad llegó de forma abismal que no pudo ser concebida por las virtudes que ésta ofrecía, es así, que la crisis de la modernidad afectó en gran forma a la ciencia política, y donde ahora se le ha considerado como una ciencia “muerta” como la describe César Cansino en “La Muerte de la Ciencia Política”, y como un “elefante blanco gigantesco” y vacío como es el caso de Sartori, donde también los cuestionamientos se fueron en contra de la crítica a la “disciplina joven” asegurando desvaríos e incredibilidad de la crisis que le contagió la modernidad degenerada.
La crisis moderna ha condenado a tan duras críticas a la “disciplina joven”, pues tanto Sartori como Cansino han acertado el desvarío de la ciencia, su separación alarmante de su estudio con la realidad, condenando así a la búsqueda de otros ámbitos que podrían ser mejores para su desarrollo, a lo cual yo podría asegurar, que es un factor que ha imposibilitado hacer que la ciencia política retome nuevos paradigmas en su campo de estudio porque posiblemente se haya hecho “dura”.
La ciencia política se encuentra estancada en una crisis severa gracias a la modernidad, para mí, representa la oportunidad de renovarla, pues llama a gritos a desatarla del árbol en la que se ha sujetado para dar un sinfín de vueltas, y liberarla para servir al beneficio de la sociedad, y a voltear a ver cómo podremos auxiliarla ya sea para comenzar a facilitar su estudio, y así exhortar al politólogo a quitarse el orgullo hermético que lo embriaga de soberbia y pueda recurrir a otros factores como el mencionado por Cansino y el nombrado por Néstor García Canclini, debemos regresar a Latinoamérica, debemos observar nuestras condiciones y nuestras virtudes, regresemos a lo real que es lo único que nos puede salvaguardar y ayudar a generar cambios enfocados en el beneficio de nosotros como ya lo he mencionado, volvamos a García Márquez, a Leopoldo Zea, a Juan Rulfo a Octavio Paz ya que estos son los clásicos de nuestra historia, de nuestras circunstancias, traductores de nuestra realidad.
[1] Parte Tercera, ¿Qué es la crisis de la modernidad?, texto obtenido de tesis de licenciatura, Cfr., Lozada Morales, Gerardo, (2011), Tragedia y Modernidad. La necesidad de nuevos paradigmas para la Ciencia Política, Tesis, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
[2] Giovanni Sartori es uno de los estandartes de la Ciencia Política moderna, es precursor de la disciplina y de los estudios institucionales que se desarrollan en los sistemas políticos.
[3] García Canclini Néstor, (1990), Culturas Híbridas estrategias para entrar y salir de la modernidad, Editorial Grijalbo, S. A. de C.V., México, D.F.
[4] Cfr. Zea Leopoldo, (2001), Conciencia y Posibilidad del Mexicano, El Occidente y la Conciencia de México, Dos ensayos sobre México, Editorial Porrúa S.A. de C.V., México, D.F.
[5] Cfr. Huntington, Samuel P., (2005), El Choque de Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Paidós.
[6] Nietzsche, Friedrich, (2009), La Gaya Ciencia, Ediciones Akal, S. A., España, Madrid. p. 161. [citado el 14 de Julio del 2011] Disponible en internet:http://books.google.com/books?id=b0ZXvSEm56QC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q=Dios%20ha%20muerto&f=false
[7] Freud, Sigmund, Introducción al Narcicismo, [Citado el 15 de Julio], Disponible en internet: http://www.librosgratisweb.com/html/freud-sigmund/introduccion-al-narcisismo/index.htm
[8] Weber, Max, Sociología de la Religión, [Citado el 4 de Mayo del 2011]. Disponible en internet: http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Weber%20-%20Sociologia%20de%20la%20Religion.Pdf
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