§ Reseña sobre la muerte de la Ciencia Política.
“¿Qué hacer ahora? La respuesta es: fundar un mundo
donde seamos libres de crear y pensar. “Un mundo nuevo tiene necesidad de una
política nueva”, ya decía Tocqueville, y a Arendt le gustaba citarlo”[1].
César Cansino.
Hace algunos años tuve la gran
intención de dedicar mis estudios universitarios a una ciencia social,
teniendo la oportunidad de escoger y decidir posiblemente sobre el futuro que
me depararía en la vida laboral. Pude creer que lo que ahora es mi disciplina
–la Ciencia Política– me daría no sólo una respuesta satisfactoria, y que
ésta pudiera también tener aportes para responder a aquellos malestares que a
todo joven le pueden parecer injustificables en un país con un régimen de
gobierno muy cuestionable.
Al principio de la licenciatura todo
iría surgiendo con esperanzas prometedoras, sembradas en una ingenuidad
característica de la nobleza de cualquier joven universitario en contra de las
injusticias sociales. Comenzábamos de manera simple a conocer el surgimiento de
la política, su significado, viendo el linaje de la historia de las ideas
políticas, así como su desarrollo por distintos ámbitos.
Era majestuoso encontrar en cada
pensamiento o palabra que emanaba del saber, el significado de todo lo que nos
llegaba a rodear como formas o expresiones de las estructuras sociales.
Recuerdo claramente los viajes hacia la antigua Grecia, al medioevo, a la
metamorfosis de las formas de gobierno, a todos aquellos pasajes que por más
amenos que podían expresarse para un joven que se acerca al conocimiento,
encontré una profunda seducción por la Ciencia Política día a día.
Sin embargo, mientras el conocimiento
que llegaba adquirir me hacía reflexionar sobre mi entorno, o como diría Ortega
y Gasset “mis circunstancias”[2], fue el punto cumbre de
mi desapego o desencanto hacia la disciplina que tiempo atrás había decidido
estudiar. Lo más contundente fue que mientras uno mismo trataba de razonar lo
visto en clase o lo aprendido, en contraste con lo que pasaba en la realidad,
se podría decir que se encontraba un gran cisma entre esos dos ámbitos. A esto
se sumó el egocentrismo de algunos profesores universitarios por su gran apego
a teorías, no sólo políticas sino económicas que llegaban a bombardearnos como
“cúmulos del conocimiento certeros”, como verdades absolutas que no tenían
cuestionamiento. Algo que como alumnos, nos hacían ver que a base de
estadísticas, de política comparada, entre mucho más, el significado de ser un
científico social, muy adentrado en la ciencia social dura, generó en mi
consciencia una duda sobre la utilidad de la Ciencia Política; si ésta servía o
no para nuestro contexto o realidad.
Mientras comenzaba a ir por otros
rumbos –en su mayoría a leer y estudiar cosas que jamás me enseñarían en las
aulas; como filosofía–, y concluía la licenciatura, más cosas escabrosas se
iban presentando, por ejemplo: recuerdo claramente aquel libro de Ingeniería
Constitucional Comparada de Giovanni Sartori[3], donde el posfacio aseguraba
que nuestro país (México) era un caso ejemplar, muy distante de los países de
centro y sur de América, porque aquí jamás había existido un golpe de estado o
el establecimiento de una dictadura militar en la conformación de nuestro
sistema político, sino que todo aparentemente había sido pacifico.
Fue un golpe muy duro que desenmascaró
el desapego o desquicio de la Ciencia Política en la que yo estaba inmerso.
Tiempo después, mientras más me acercaba al final de la carrera universitaria
descubría, en palabras de César Cansino, que no sólo con el ensayo tan famoso
de Giovanni Sartori publicado en 2004 titulado: “where is Political
Science going?”[4], revelaba la
inconsistencia de una ciencia social sumida en el pragmatismo de la escuela
norteamericana; como el cuantitativismo y que a la larga daría, incapacitaría y
hasta se pondría en duda la utilidad de la disciplina.
De esa manera, el referente estaba
claro, y con la publicación del Estudio de César Cansino, la Ciencia Política
se declararía muerta. Este calificativo a finales de la licenciatura fue algo
muy llamativo, así que tuve que adentrarme en el caso y averiguar por qué la
disciplina había sido declarada como tal.
César Cansino nos da la pauta
intrínseca de aquella búsqueda de identidad que en sus inicios la disciplina
trató de encontrar tras sucesos como aquellos que habían marcado al mundo a
finales del siglo XX y comienzos del XXI. Las crisis mundiales presentes en la
conformación del bloque soviético y su desaparición en 1989, el
reposicionamiento del mundo a nivel económico como el auge del neoliberalismo,
la hegemonía norteamericana o el despertar de las desigualdades
islámicas-occidentales, etc.
El análisis central de la investigación
de Cansino parte de dos aspectos: 1) las diferentes etapas evolutivas de la
ciencia política, y 2) Las diferentes áreas definitorias de la ciencia
política.
En primera instancia el autor nos
define el objeto y método, en donde es de suponer que la ciencia política es
una disciplina “que estudia o investiga, con la metodología de las ciencias
empíricas, los diversos aspectos de la realidad política, con el fin de
explicarla lo más completamente posible”[5]. Sin embargo, tanto él como uno
mismo podemos encontrar que las promesas de la disciplina se han quedado muy
lejos de lo que podría ser realmente. Aclarando que también encontramos tanto
el Estado, poder, representaciones, formas de gobierno y eticidad,
acción, representaciones y valores, como factores que podemos identificar
en la disciplina, sumado a que el objeto de estudio de la ciencia política es
el “sistema político”.
Cansino aclara que a pesar de ésta
enmarcación conceptual, la disciplina se ha hecho pluralista en la concepción
de su objeto de estudio. Si bien el desarrollo de la disciplina puede apegarse
a la enseñanza que uno mismo puede encontrarse en la carrera, aclaro teniendo
una buena formación. De esta manera se suma a lo planteado por el autor, que
supuestamente es algo que la licenciatura ofrece, desde el estudio de la
política, lo político, las políticas, hasta la teoría política.
Cabe aclarar que en el desarrollo de la
disciplina, fue fuertemente influenciada por la economía, la cual dio aportes
de cientificidad que para muchos llegó a representar el “espejismo” de la
exactitud y un pie completo a lo que Cansino menciona esa “falta de identidad”.
En cuanto a la política comparada se puede decir que aportó un sinnúmero de
conceptos, hipótesis, tipologías, ayudando a formar un cuerpo teórico para que
esta disciplina fuera considerándose una disciplina seria y que no pidiera nada
a las ciencias duras. Es importante señalar que los aportes de la política
comparada dieron beneficios claros sobre el estudio de los fenómenos políticos,
enfocándose en: 1) el estudio de instituciones políticas que tienen importantes
aportes en investigaciones como gobiernos, parlamentos, partidos y sistema de
partidos. 2) Los procesos de partidos con aportes en crisis en regímenes
políticos, transiciones democráticas, problemas sobre la consolidación de la
democracia, etc. 3) Comportamientos políticos con aportes en cultura política,
participación política que han ayudado a comprender los cambios de las
sociedades.
Cansino menciona que llegó un punto en
que la disciplina logró adquirir un discurso especializado, diferenciándose por
fin de otras disciplinas como la sociología, la filosofía, la historia, etc. A
esto lo consideró como una autonomía. Por otro lado también consideró a la
institucionalización como aquel logró que tuvo la ciencia política por haberse
ganado un lugar en la vida académica, determinado por la existencia de
publicaciones especializadas en licenciatura y posgrados.
El autor nos nombra cuatro etapas
evolutivas de la ciencia política:
1) Precientífica, 2) baja
institucionalización, 3) alta institucionalización pero aclara que en búsqueda
de su autonomía y 4) la consolidación.
La ciencia política empírica tiene más
auge en países como Norteamérica, Canadá, Italia, Francia, Alemania y de menor
manera en países del resto de Occidente u América latina como México.
Lo más relevante en los inicios formales
de la ciencia política fue aquel acercamiento a la especialización, al dato
duro que también para Sartori representó una amenaza. Puedo afirmar con certeza
que la hegemonía de la escuela norteamericana ha influido mucho para el
deterioro de la disciplina en el continente, recordando también al igual que el
autor que apenas el siglo pasado el paradigma dominante había sido el marxista.
La ciencia política presentó una incorporación por tener una influencia de las
teorías funcionalistas, desde teoría de juegos y teoría de la elección pública.
En sus los aportes de la época en donde Almond y el esquema del “nutrimiento”
de otras disciplinas, contribuyó a la conformación de la identidad de la
disciplina. También con Schumpeter se le dio a la ciencia política un enfoque
economicista, apegado a la medición, racionalizando y viendo a la democracia
como una competencia de mercado, oferta y demanda. De esta manera se representó
la pérdida de la identidad de la ciencia política porque se vio colonizada por
la economía y la cuantificación.
También con David Esaston tras el
enfoque sistémico se encontró el impacto de la hegemonía norteamericana como lo
menciona Cansino. Se incorporó al lenguaje el concepto de sistema y este a su
vez con el de lo político, para hacer la diferencia, así los sistemas parciales
que lo conformaron fueron: la política, la economía, el derecho, la ciencia, la
religión, los medios de masas, etc. Tanto Luhmann como Habermas la racionalidad
que impactó a la ciencia política, como una disciplina en comunicación, al
igual que para el autor, se le concede a la disciplina un apego al
utilitarismo, como la acción de medir los beneficios comunes, reparto de
bienestar y de justicia. Se tiene importancia por los procesos históricos como
un factor imperante en la racionalidad comunicativa.
El caso es que se ha llegado a abusar
gracias a la cuantificación, de medir hasta la democracia, exagerando en
postular cuál es buena y cuál es mala. El asunto es que no siempre una
democracia asegura ser o tener un buen régimen de gobierno, y mucho menos la
relación de éste con su sociedad. Esto ha quedado claro también en el
desarrollo de estudios de política comparada, así como de los transitorios.
En mi humilde opinión con la lectura
del libro, la ciencia política se forjó en Estados Unidos como un producto de
la dominación, o como estudio para aplicarla no sólo internamente sino a nivel
mundial, esto puede traducirse por aquella acción imperante de la hegemonía
norteamericana. Al igual que el avance del siglo pasado, se sumaron las crisis
económicas presentes en el mundo donde también se creó un espejismo, haciendo
ver al Estado como un ente sobreprotector, como lo fue el Estado benefactor,
que tiempo después se vio mermado por el neoliberalismo. Sin embargo el reflejo
de la realidad que se encontraba en un cisma con el desarrollo de la ciencia
política también contribuyo durante mucho tiempo, a notar que estas disciplinas
que supuestamente darían mediante mediciones o reparticiones de bienestar
estaban desapegadas del contexto real, algo que acierto en decir que hasta el
día de hoy el fracaso es notorio con la inconformidad de las sociedades,
presente en manifestaciones en contra de gobiernos y modelos económicos.
El tema sobre la crítica de la
disciplina llegó como menciona el autor a cuestionar la salud mental de
Sartori, pero en cierta medida el postulado o reflexión que deja en su famoso
ensayo, desenmascara lo que para Cansino se desconsideró una desfachatez a tal
grado de señalar que la Ciencia Política, o mejor dicho sus estudiosos
apostaban a la cuantificación despreciando a los clásicos como los filósofos
griegos como Aristóteles o Platón, o los modernos como Maquiavelo o
Montesquieu, Hobbes, etc. Pero hace una certeza el autor al mencionar que la
definición de la disciplina no puede encasillarse a un solo concepto porque el
campo de estudio de la ciencia política es muy basto, desde grandes escalas de
poder como la política, el gobierno, la economía, hasta las bajas escalas donde
encontramos el accionar de partidos políticos, sindicatos, etc.
Algo importante en el desarrollo del
análisis de la ciencia política es aquella distancia que logró llevar a la
separación o casi divorcio de la teoría política y la filosofía política, donde
también podemos encontrar a la suma de los métodos empiristas y los
cuantitativos. Sin embargo Sartori trata de conciliar estas dos vertientes
generando, o tratando de hacerlo, en la creación de la teoría de la
democracia pero que no contraería nada positivo a futuro, menciona el
autor que tiempo después el mismo Sartori se encontraría desencantado por la
disciplina. Esto es de resaltar en un personaje como Sartori, ya que la misma
ciencia política después de la Segunda Guerra Mundial quedaría en manos de la
hegemonía norteamericana, Cansino acierta en el intento de Sartori por tratar
de mediar la relación entre la filosofía y la ciencia en la disciplina, pero
notamos penosamente que el intento fracasó contundentemente.
Otra cuestión que también se debe
mencionar y que a mi parecer durante la licenciatura, no sembró en mi
conocimiento, sino más dudas sobre la efectividad de la disciplina fue lo que
menciona, describe y critica Cansino, es aquella búsqueda sobre la eficiencia o
efectividad de la democracia, como ya he mencionado antes se llegó a un punto
de medir que tipo de democracia es buena o mala, o que tan mala y tan buena
puede ser. Resalto lo que el autor menciona sobre la aproximación de la
definición hacia la filosofía política, algo que había quedado totalmente de
lado para los cientificistas, pero que sumada a las deficiencias que se fueron
presentando en estudios de política comparada, como en los aportes y
concepciones utilitaristas o cuantificables como la definición de poliarquía de
Robert Dahl, el desarrollo de los estudios transitorios de O’Donnell,
Schmitter. Nos hemos podido percatar y lo defino así, que la democracia muy
aparte de que se trate de observar o estudiar si es o no buena o mala, se
demuestra una serie de inconsistencias presente en los diferentes sistemas de gobiernos
del mundo, pero si esa exageración llevo al desborde de la locura postulando el
famoso concepto de “calidad de la democracia”.
Así también el autor nos hace
referencia a la tercera ola de Samuel P. Huntington que tras
el intento describir gobiernos autoritarios que transitaban a democracias, fue
muy difícil encontrar establecimientos democráticos reales o eficientes, sino
que también se presentaron consolidación de regímenes autoritarios así como
democracias débiles.
Posteriormente el autor hace el
señalamiento que aquello que configuró a la ciencia política contemporánea
fueron conflictos del siglo pasado como la segunda Guerra Mundial, la caída del
bloque soviético, la crisis del Estado Benefactor, el surgimiento del
neoliberalismo económico que también sumergió a pises en crisis financieras.
También se puede señalar que debido a esto, a la concepción que dejó este
desarrollo en los gobiernos se pudo tener una gran actividad o despertar de la
sociedad civil, algo que para mí es muy importante, porque no sólo demuestra la
incapacidad y las inconsistencias de nuestra disciplina, sino que también
resalta que el generar política y su estudio es algo muy complicado.
La sociedad civil refleja mediante sus
malestares y las famosas protestas que hasta el día de hoy se pueden encontrar
en el mundo, las desigualdades que se suman al desinterés o la incapacidad de
los gobiernos por responder a las necesidades sociales, de ahí encuentro algo
que también pude entender en la licenciatura -tras la terminal que pude tomar
para concluir la carrera- que las políticas públicas representaron, y continúan
siendo, aquella salida para las ineficiencias de un gobierno y también se puede
decir que estas suelen ser un fracaso constante.
Es rescatable la sociedad civil y su
relación con el Estado pero esta también debe tener de lado el ejercicio
democrático, sumado a la regulación y supervisión de ambas partes. A su vez,
también la sociedad civil es la que regula y configura la democracia, falso a
decir que como en los estudios transitorios, se ha tratado de buscar una forma
eficiente de la democracia, desapegándose de la vida social, o mejor dicho de
la sociedad civil.
Encuentro también que uno de los
términos importantes que en palabras del autor, desde su configuración hasta su
concepción actual, que pasó de ser Estado a “sistema político”, puede ser
también un gran tema a tratar, y como se realiza en el libro, éste ha tenido un
calificativo visto en concepciones negativas, coercitivas de poder o de uso de
violencia para regular la actividad social, como también se puede presentar el
caso de ser un medio regulador basado en leyes. Estoy de acuerdo en que la
democracia y la sociedad civil deben ser determinantes en la época
contemporánea, como Cansino nos señala, la democracia no se puede apartar de
una concepción vital, ya “se reinventa desde la acción social, en espacio
público, porque la política no puede acabar en la representación o la
institución”[6]. Algo que podría
servir para el estudio de nuestra disciplina aunque sea dada por muerta ya que
es muy difícil que el paradigma dominante cambie.
El análisis sobre el desarrollo
democrático, Casino hace una fuerte crítica al planteamiento de Chantal Mouffe
sobre la recuperación del antagonismo en la democracia radical, algo que
menciona en no confundir con la reconstrucción democrática que se lleva día a
día. Se hace la crítica señalando que lo expuesto por Mouffe pertenece a un
ideal neomarxita, abusando en la acusación de tomar cml enemigo principal al
neoliberalismo. También para Cansino puede representar violento el enmarcarse
en el decreto de Mouffe, si uno es de derecha o de izquierda, algo que señala
fue del siglo pasado y que actualmente la ciudadanía ha manifestado tener
tintes pacíficos.
Mencionando esto me encuentro de
acierto en el construir la democracia día a día y como una forma de vida, pero
asumo que también Chantal Mouffe[7] puede tener algo certero
en demostrar que en países como el nuestro, falta ese antagonismo real entre
partidos que exijan el buen trabajo de aquellos que se perpetúan en el poder,
sin embargo también la postura de Cansino es de gran peso, ya que declara que
la ciudadanía es la principal constructora de la democracia.
Otro de los temas relevantes a tratar
en La muerte de la ciencia política es el dilema que existe entre la historia
de las ideas políticas y la filosofía política. Si bien la historia de las
ideas políticas presenta un desarrollo como lo enuncia, a nivel histórico, ha
representado un saber cronológico o evolutivo del pensamiento o manifestaciones
de lo político, por otra parte no se puede considerar como filosofía política
porque ésta es la encargada de construir conceptos. El autor nos señala que el
problema en la discusión de estas dos vertientes se muestra de manera
metodológica, pero no es razón para echar a un lado su aporte.
La discusión llega hasta encontrarnos
con Hobbes y con Carl Schmitt y lo que para mí representó uno de los puntos
magistrales en la lectura, en esa conformación del Estado moderno de Schmitt a
través de Hobbes y el Leviatán. De esta forma se puede traducir que con la
aparición del Estado moderno cimentado en la legalidad, sumado a su decadencia
se daría el surgimiento de partidos políticos. También Arendt entra en el
trabajo, rescatando por el autor esa concepción que tiene el ser humano como
personajes que viven con sus “semejantes, en medio de una polis, e
inter hominesdesinere, dejar estar en los hombres, es sinónimo de la muerte”[8].
La propuesta de Cansino va a favor de
la recuperación de los clásicos como Maquiavelo, Tocqueville, Hobbes, etc.,
esto para poder comprender nuestro entorno, él lo ejemplifica con el caso de
Schmitt y Arendt, por un lado dando el vuelo hacia los clásicos modernos y por
otro a los clásicos antiguos. Esto sin duda menciona que representó el rechazo
de algunos científicos duros que habían mandado ruinmente al retiro. Sin
embargo estoy completamente de acuerdo en nutrir mediante los clásicos tanto la
disciplina como a la filosofía política. Algo cumbre se muestra en el siguiente
párrafo:
¿Qué hacer ahora? La respuesta es:
fundar un mundo donde seamos libres de crear y pensar. “Un mundo nuevo tiene
necesidad de una política nueva”, ya decía Tocqueville, y a Arendt le gustaba
citarlo[9].
Las revoluciones modernas como la
francesa y la norteamericana fueron muy importantes para Arendt porque
representaron el despertar de la conciencia social, pero esto debe quedar en
claro en que la revolución debe construir y así ésta pueda justificarse. Debe
existir una trascendencia enmarcada en el cambio y el despertar de las
conciencias humanas, algo en que puedo estar de acuerdo porque no puede existir
un cambio en cualquier ámbito si no se despierta al ser humano, como el pathos
mencionado. Arendt para el autor es la que mejor pudo interpretar a un clásico
como lo es Tocqueville y encuentro el sustento y la importancia de tener
presente a los “titanes” de nuestra disciplina.
Es majestuosa la manera de sustentar la
propuesta de la recuperación de los clásicos mediante Schmitt, recuperando a
clásicos antiguos y modernos. Como aquella justificación del Estado en las
leyes como aquel leviatán bien interpretado por Schmitt, hasta
el sustento revolucionario por Arendt, enfocándonos en la imagen humana, en
aquel ciudadano que es capaz de ir en contra de la corriente más temible,
cuando el pathos es transgredido como la revolución francesa,
o como aquel establecimiento de la republica norteamericana y su constitución,
sumada a la crítica de Arendt y buena lectura sobre Marx que hace referencia
Cansino, donde menciona también el desacuerdo de la autora con aquella visión
dialéctica de la historia, enunciando que no puede existir una violencia sobre
otra. Esto trajo a mi mente la defensa por la sociedad civil que menciona el
autor, que en estos tiempos ha cambiado muchísimo, lo cual puede hacer
referencia a la propuesta donde se manda a retiro lo que está fuera de
contexto.
La propuesta se suma a generar lo que
el autor menciona como “metapolítica”, que implique el nutrimento de
diversos estudios sociales que sean vigentes, encontrándose por encima de los
paradigmas dominantes pero sin caer en una formula universal o totalizadora. La
ciencia política debe acercarse a saberes diversos, como los que se mencionan
en el libro, debe existir una metamorfosis y tener una apertura porque la
metodología y el dato duro sólo la han cegado hasta el día de hoy. Se debe
tomar en cuenta los sucesos o fenómenos sociales que al día se hacen presentes
en el mundo, señalando que la importancia recae también en los ciudadanos.
El día de hoy estudiando la maestría de
ciencias políticas, puedo seguir afirmando que tristemente la disciplina sigue
muerta, aun teniendo remedios para “levantar a lázaro”.
[1] Cansino, César,
(2008), La Muerte de la Ciencia Política, Sudamericana,
Argentina, p. 233.
[2] Cfr., Ortega y Gasset,
José, (1914), Meditaciones del Quijote, La Residencia de Estudiantes,
España.
[3] Cfr., Sartori, Giovanni,
(2003), Ingeniería Constitucional Comparada: una investigación de
estructuras, incentivos y resultados, Fondo de Cultura Económica,
Mexico.
[4] Cfr., Sartori,
Giovanni, Where is Political Science going?, Columbia
University, [Consultado el día 3 de junio de 2013 a las 3:00 p.m.], Disponible
en: http://ww2.odu.edu/al/jchen/Comparative%20Politics%20(Graduate)/Additional%20Readings/Where%20is%20Political%20Science%20Going.pdf
[5] Óp., Cit., Cansino (2008),
p. 24.
[6] Ibíd.
[7] Cfr., Mouffe, Chantal,
(1999), El Retorno de lo Político, Paidós, Argentina.
[8] Óp., Cit., Cansino,
(2008), p. 232.
[9] Ibid., p. 233.
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