jueves, 8 de junio de 2017

MORIR DOS VECES PARA ENCONTRARTE

Recorremos las montañas cuesta arriba,
Arrastrando las piedras que desde el pasado no se pudieron desentrañar,
La vida puede cuestionarse con la posibilidad del arte,
De agotar cada una de las posibilidades para evitar la muerte.


Se nace sin saber a dónde ir,
Se vive detrás de velos que evitan la claridad,
¿Se podría en algún momento dejar de sentir?
¿Podría Cronos regresar el comienzo de la historia?


Detrás de mil días nublados el sol no puede cruzar por la ventana,
La puesta en escena trágica que acompaña a la melancolía,
Con danzas míseras que conducen al inframundo,
Al destino finiquitado de espíritus falsos.

Sería posible morir dos veces para encontrar una dialéctica,
Una catarsis que aparte a las rémoras del alma,
Un alivio que libere a dos almas atadas,
Una muerte digna de ser recordada.

Lo grandes espíritus luchan por vivir entre batallas,
Honrar la vida frente a toda mala circunstancia,
Soportar la adversidad ante la agonía,
Vivir simplemente para sentir.

Y cuando el sentimiento es agónico
Cuando es devastador,
Cuando conduce a la derrota,
¿Vale la pena vivir la vida?
¿Vale la pena vivir eternamente ante lo trágico?
Valdría más un intento,
Valdría más el último suspiro,
Vidría la pena decir el adiós.

Se tendría que decirle adiós a los recuerdos,
A las aventuras escritas que terminaron guardadas en un librero,
Se tendría que borrar de la mente de todos,
Y quedar el consuelo de ninguno.

La muerte traería consigo alivio,
Liberar las almas de un pasado inexistente,
De un presente que nunca fue,
Y de un futuro que estará perenne.

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