lunes, 9 de enero de 2017

La posibilidad de reescribir el destino.

Debería existir la posibilidad de reescribir el destino y poder transformar a gusto cualquier secuela que el propio devenir trae consigo.
Una posibilidad para mirar al pasado y cambiarlo para conocerte a tiempo,
en otro tiempo,
en otro espacio,
en otra circunstancia.

Estaría mil veces seguro de mirar tus ojos y buscar el brillo que alumbra el ocaso del existencialismo que la mayoría de las veces dificulta valorar el verdadero vitalismo,
al que como seres nos encontramos débiles y expuestos.
Todo para poder encontrarte a tiempo.
Volvería a mirar tus ojos aunque el pasado fuera muy diferente al presente,
y aunque al primero sea imposible de llegar invocando las palabras,
hoy me queda aún la esperanza del futuro,
la esperanza por encima de la incertidumbre,
la esperanza por encima del ocaso;
por encima del abismo;
por encima de la nada.
No fue hasta el presente cuando logré conectar con tu mirada,
ante adversidades y circunstancias no gratas,
ante mí tragedia.
Hoy ese presente se quedó en el pasado.
Hoy ese presente ya es historia, y tiene vida.
Hoy dicho presente puede volcar hacia el futuro y volar al infinito,
por encima de lo incierto,
por encima del temor,
por encima del miedo,
por encima de la incertidumbre.
Hoy ese futuro puede escribirse.
No fue hasta el presente cuando logré encontrarte,
cuando la tragedia volcó nuestras miradas,
cuando del caos surgió vida para develar a un verdadero ser libre de cadenas y de condiciones,
para mostrar lo auténtico por encima de lo servil.
Ya mañana será otro día, el nuevo día que se transformará en un presente,
un presente abierto a las posibilidades que variando a éstas,

darán como respuesta el palpitar de dos corazones para acabar con el eterno retorno.

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