miércoles, 27 de abril de 2016

Economía política. Recuento del pasado y el conflicto actual.


 “[…] para conservar o transformar el mundo es necesario haberlo entendido antes”Norberto Bobbio (2003: 88).




La desigualdad del pasado como constante del presente en el Estado y la economía.

El problema de la desigualdad es algo que nos remonta a tiempos inmemoriales, y que está altamente ligado al terreno de lo político. En la génesis de la conformación estatal, personajes como Aristóteles sembraron la eterna discusión sobre la desigualdad, ya que al concebir la existencia de gobernantes y gobernados se asumió qué tanto puede el hombre ser partícipe de las cuestiones estatales. A su vez, justificó la desigualdad como una condición natural inherente del hombre, tal fue el caso de la esclavitud, lo político y lo civil, hasta anclarse en la concepción económica de facto, ya que aseguró lo siguiente:

[] la igualdad parece derecho común, y sin duda lo es, no para todos, sin embargo, sino sólo entre iguales; lo mismo sucede con la desigualdad; es ciertamente un derecho, pero no respecto de todos, sino de individuos que son desiguales entre sí (Aristóteles, 2001: 106).

Asimismo, no es casual ver que lo político ha definido históricamente el campo de batalla de las luchas sociales entre quienes poseen riquezas o el capital, y quienes intentan subsistir mediante la fuerza de trabajo, a sabiendas que desde la génesis organizacional del hombre, la toma de decisiones fue un ejercicio de poder que se concentró en las clases altas que tenían la subsistencia óptima; es decir las condiciones económicas adecuadas para involucrarse de lleno en el ejercicio del gobierno.


De igual forma la posesión de la riqueza segregó a la humanidad,  “generalmente los ricos están en minoría  y los pobres en mayoría; la riqueza pertenece a pocos, pero la libertad a todos. Estas son las causas de las disensiones políticas entre ricos y pobres” (Aristóteles, 2001: 106). El tema que siempre ha sido crucial, es aquel en donde se prefiere tener libertad a costa de todo, dejando a un lado el tema de la igualdad.

Por otra parte, otra etapa que reconfiguró la organización del hombre, el ejercicio del poder y el papel del Estado, partió de la modernidad con el triunfo de la razón (Touraine, 1994) en donde se supuso que con el fin del oscurantismo, la humanidad alcanzaría desarrollo y bienestar, si se tiene presente que las grandes revoluciones como la francesa, la estadounidense y la industrial. Empero, lejos de alcanzar los óptimos de libertad y de igualdad, culminaron como nuevas etapas en donde se redefinió la posesión de poder y de cambios que reconfiguraron el papel del trabajo, los obreros y los poseedores de capital.

El tema de la organización del hombre fue prevista por los contractualistas como Hobbes (trad. 2001), Rousseau (trad. 2012), Locke (trad. 2010) y Montesquieu (trad. 1999) como una época caótica en donde se buscó con el origen natural del hombre, señalar cuestiones como la regulación de la actividad humana, los temas de la propiedad privada, y en su caso, el de la actividad económica en cuestión de la posesión de tierras. No obstante, el tema de la producción fue primordial, puesto que se asumió su importancia en cuestiones de subsistencia del Estado, y la preservación de los pactos y de la paz. Asimismo, se concibió al Estado como la única organización capaz de regular la actividad comercial, siempre con la finalidad de salvaguardad la paz y la estabilidad humana.

No obstante, después de lo que representó la Revolución Industrial, principalmente para Occidente, se vivieron tiempos caóticos en donde la actividad humana quedó rebajada a la cosificación del obrero, a la explotación y a las nuevas formas de esclavitud y de desigualdad. Nuevas formas de producción, de mercado, de comercio, de trabajo y de consumo.

El papel del estado fue crucial ante estos nuevos mecanismos económicos, Adam Smith (1794) vio que el comercio al liberarse podría generar productividad y acumulación de riqueza, siempre y cuando los Estados se preocuparan por brindarle a su sociedad las condiciones necesarias para preservar el bienestar y la seguridad de sus individuos. Sin embargo, al hacerse presentes las nuevas formas de consumo, también Smith (1794) cuestionó la manera en que se hizo del hombre un consumidor potencial de productos innecesarios, o en su caso de frivolidades (Smith, 1941).

Hizo responsable al poseedor de capital del hecho de generar utilidades inservibles y de provocar consumidores artificiales, y apuntó que el problema es esencialmente moral (Smith, 1941). El mercado ha generado hasta la actualidad que el hombre se encuentre sujeto a la obtención de productos procedentes de ciclos económicos, aunque las utilidades no sean las óptimas a alcanzar. Ha hecho al hombre totalmente dependiente del mercado y ha desplazado los viejos saberes de subsistencia al olvido, el caso de métodos de autosuficiencia económica.

El Estado debería ser el principal medio para la regulación de la organización humana, siempre respetando la actividad económica como ajena a sus actividades en el ejercicio del poder. Empero, el Estado queda rebasado desde el primer momento en que no se ha podido mediar la problemática de la desigualdad social y de la distribución de la riqueza. El desarrollo comercial y el surgimiento de la mercadotecnia han propiciado el surgimiento de sociedades individualistas.

El engranaje crucial de la economía y el Estado, se encuentra en la manera en que el capitalismo global se ha vuelto incompatible con la democracia mundial y la democracia de los países, es decir, existen rasgos totalitarios dentro del comercio mundial que atentan en contra de la estabilidad organizacional estatal de todos los países del mundo, como bien lo afirmó en su momento la teoría crítica de Herbert Marcuse (2001)[1].

Cabe recordar que la industrialización en el mundo acrecentó el tema de las desigualdades sociales en determinadas épocas históricas, sin embargo existieron momentos que más allá de demostrar épocas de convergencia económica han sido un espejismo como señaló Piketty (2014) ¾al referirse a la curva de Kuznetz¾; el caso de la Primera y Segunda Guerra mundial del siglo XX, y el crack financiero de 1929, etc.



En la siguiente gráfica, Piketty (2014) reconstruye datos partiendo desde 1700 para contrarrestar con la teoría maddisoniana, y cuestionó el supuesto de que a nivel mundial se haya acabado con una fase de divergencia y se le dé comienzo a una convergencia, puesto que con la Revolución Industrial tanto Europa como los Estados Unidos superaron sus niveles de producción frente a su tamaño poblacional, sin embargo, aclara que es arriesgado asegurar dicho término puesto que no se toma en cuenta una reversión económica o política del caso de China (Piketty, 2014: 75-77).

El espejismo de la convergencia se puede observar en el caso estadounidense, puesto que es contraria la postura de Piketty (2014) al decir que no existió tal suceso, sino que fueron parte de una época de excepción donde las desigualdades se redujeron, sin embargo en el periodo de 1970 a 2010 la desigualdad volvió a repuntar en el vecino norteamericano. Véase en la siguiente gráfica proporcionada por el economista francés:  



                                                                                                                                       
Por otra parte, la literatura desarrollada en el siglo XVIII por los padres de la miseria, pueden ilustrar en gran medida las condiciones precarias de vida que provocó la alta concentración de la riqueza en el pasado. “Las novelas de Jane Austen y Balzac, en particular, presentan cuadros pasmosos de la distribución de la riqueza en el Reino Unido y en Francia en los años de 1790 a 1830” (Piketty, 2014: 16). Hoy en día, existe una gran cantidad de datos que demuestran que la concentración de la riqueza se ha ido apuntalando posteriormente a la época de la posguerra, hasta el grado de situarse hoy en el 1% de la población mundual. Lo alarmante es que, al igual que en el pasado, dichas coyunturas históricas han detonado en un sinnúmero de insurrecciones sociales en pos de las desigualdades cada vez más aberrantes.

No obstante, para comprender la magnitud de la desigualdad, uno puede aproximarse a lo gestado por el marxismo que bien reflejó que los problemas económicos nos pueden aproximar a épocas caóticas provocadas por la desigualdad. Las obras de Engels y de Marx ilustraron en el pasado que las desigualdades sociales al irse incrementando a lo largo de Occidente, fueron también revelándose en una diversidad de revuelvas sociales cobijadas en las ideas socialistas desde el siglo XIX, desde los socialistas utópicos hasta desembocar con el pensamiento marxista que dio origen a la URSS a comienzos del siglo XX; principalmente con el lema de la lucha de clases. “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma” (Marx & Engels, 2006: 51).

El papel del Estado fue absorbido por el peso económico. El capital privado provocó que el papel de las naciones quedara rebasado por sus intereses y por incidencia de la génesis de la globalización (Marx & Engels, 2006: 59). El comercio también comenzó a hacerse mundial hasta el grado de transgredir el papel de lo político en niveles nacionales.

El marxismo criticó de lleno al Estado considerando su lógica como servil ante la clase dominante, como un ente que hizo salvaguardar el orden establecido de los poseedores de capital, y como herramienta plena de dominación. Ante esto, Marx asumió que los asuntos y poderes del Estado no pueden recaer únicamente en la propiedad privada (Marx, 1968), y señaló que el capital tiende a concentrarse de manera cíclica y de facto en trasgredir la vida de los individuos (Marx, 1978).

La economía del pasado y su desarrollo nos pueden dar muestra de los conflictos que hoy no terminan de desaparecer, sino que, por el contrario, generan problemáticas más alarmantes puesto que nos encontramos en una época con desarrollos tecnológicos más avanzados en donde, tanto los estados como los ciudadanos mantienen posturas que pueden estar abismalmente separadas.

Los conflictos sociales han respondido a malestares generados por la economía de los países. El terreno de la economía política y su importancia para salva guardar los intereses ciudadanos es crucial ahora como lo fue en el pasado. Se puede prevenir conflictos que han hecho que las insurrecciones sociales transgredan la paz nacional e internacional. La desigualdad es un factor alarmante que se puede ver en el pasado, porque las revoluciones, más allá de ser idealizadas, nos dan reflejo de descontentos sociales que culminaron en guerras y matanzas muy alarmantes.

De igual forma, el presente vislumbra nuevos escenarios caóticos, en donde el pasado puede desembocar con la crisis que presenta el mundo en la actualidad. Como lo señaló Piketty (2014), es necesario recuperar a la Economía Política y hacer de lo social un punto de partida de los estudios académicos que permitan mediar los conflictos realmente.

El economista francés acertó en pronunciar que los Estados deben implementar medidas necesarias para regular la excesiva concentración de la riqueza que ya rompe con parámetros mundiales, esto sumado a que dichas riquezas suelen ser heredadas y al paso de tiempo, tienden a concretarse cada vez más, por esta razón, pide que existan impuestos progresivos a dicho capital, y que los Estados puedan contar con una transparencia que pueda compartirse a nivel internacional.

Esto suena muy utópico si tenemos presente que el poder del capital privado impera a nivel mundial sobre los propios países, sin embargo, si no se toman las medidas adecuadas para poder regular dicho fenómeno, podemos remitirnos a vivir episodios caóticos como los de siglos pasados, guerras e insurrecciones sociales. La carta está puesta sobre la mesa.

Del conflicto mundial al nacional.

Los atentados terroristas en París el pasado 13 de noviembre del 2015 nos puede remitir directamente a los conflictos que vienen a la alza desde hace unos años atrás. La justificación de Samuel P. Huntington en sus obras ¿Quiénes somos? (2004) y el Choque de civilizaciones (2005), al pronunciar tanto al Occidente sajón como al europeo como una unidad cultural, refirió de igual forma que sociedades que consideró como desgarradas son los principales enemigos de sus intereses nacionales.

No obstante, dichas sociedades, en particular quien se hace responsable del conflicto terrorista como lo es el Estado islámico, pertenecen directamente a una zona históricamente explotada por Francia y Gran Bretaña desde mediados del siglo XX (Chomsky, 2012), en donde los energéticos, principalmente el petróleo son  y han sido los principales referentes de los intereses, tanto europeos como estadounidenses ya desde los años setenta.

Pareciera arriesgado afirmar lo siguiente, pero después del 11 de septiembre del 2001, el terrorismo más allá de tener a un responsable como enemigo mundial, la consecuencia fue inaudita con la intervención estadounidense en Afganistán e Iraq, aunque el caso del segundo el conflicto respondió a supuestas alertas de fabricación de armamento nuclear. Eso sin olvidar que durante la segunda mitad del siglo XX las dictaduras en Oriente medio fueron apoyadas y financiadas por los occidentes. 

Hoy las circunstancias no distan en demasía a las ocurridas el 11s, en las últimas semanas Francia ha desplegado bombardeos en Siria a diestra y siniestra, sin embargo, el reposicionamiento de Rusia también se ha sumado a la defensa de intereses territoriales. Y por supuesto, este conflicto se ve ligado a la fuerte problemática económica de Occidente.

Años atrás fuertes cuestionamientos fueron lanzados sobre las formas de gobierno que promueve Occidente desde el siglo pasado a nivel mundial. Habría que recordar después de la segunda guerra mundial tanto Estados Unidos como Occidente europeo se dieron a la tarea de promover el modelo democrático-capitalista en países del sur de Occidente y América Latina (Huntington, 1994), eso sin olvidar el peso de las intervenciones que se gestaron en Oriente medio que tanto sucumbieron a la instauración de dictaduras prolongadas, caso similar al de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX.

Asimismo, acabada la Guerra Fría se aseguró que el reinado de la democracia y el capitalismo traerían a la humanidad buenos augurios, sin embargo, la falta de un antagonismo real tanto político como económico ha cobrado factura para algunas voces Occidentales. Francis Fukuyama (2014) aseguró que el fin de las ideologías o la etapa considerada como posmodernidad, propicia  el caos de las democracias en la actualidad, puesto que desde el fin de la Guerra Fía ya no existe ningún nada que retroalimente a las formas de gobierno  que imperan en Occidente, y por lo cual, el capitalismo ha generado más desigualdades económicas hasta el grado de llegar a cuestionar críticamente si esas formas de gobierno son las adecuadas o no para las sociedades.

  Por otra parte, Meaney & Mounk (2014) también señalaron que la democracia esconde en países a intereses de oligarquías y élites que controlan no sólo a sus Estados, sino también que a nivel mundial confluyen; es decir, la democracia es una fantasía que ha llegado a su límite. De igual manera, aseguraron que la desigualdad cada vez es más abismal en Occidente, y se puede tener el supuesto de que surja una nueva oleada de autoritarismos o endurecimiento de los Estados como lo está pasando ya en Europa, o como también ha hecho que en países del sur de América se opte por instaurar gobiernos populistas.

En suma, la nueva guerra en Oriente medio es la señal de la suma de conflictos económicos y políticos que se vienen propiciando desde los finales del siglo pasado. Los Estados han quedado rebasados por intereses económicos y por medidas políticas que distan de proporcionar estabilidades plenas. Si a esto se le suma que el capital privado cada vez tiene mayor concentración a escala mundial, las políticas financieras de los países desde las medidas neoliberales se enfocan en recaudar dinero de las clases medias.

Las advertencias de Piketty (2014) hoy se pueden ver en los intereses que se esconden detrás de la nueva guerra, respaldado con un sustento ideológico que en su momento construyó y reprodujo Huntington. Fenómeno que hoy también no presenta un rostro definido, sino que se arropa en el significado del terrorismo mundial. Ese mismo fenómeno conocido desde el 11s.

En la siguiente gráfica, Piketty (2014) señaló que la desigualdad de ingresos a comienzos del siglo XX fue más notoria en Europa que en los Estados unidos (Piketty, 2014: 353). Durante los 50´s a los 70´s la participación del decil superior fue estable, de 30-35% del ingreso nacional. Más tarde en los 70´s y 80´s la gran divergencia se presentó hasta reapuntalarse en el año 2000-2010, donde Estados Unidos se aproximó al nivel que tenía Europa en 1900 y 1910, es decir; se presentan sociedades más desigualitarias después de los setentas, principalmente la desigualdad se incrementa más en los Estados Unidos a comparación de Europa (Piketty, 2014: 255-357)
  

La desigualdad también es un factor que golpea de lleno a la estabilidad de los países, como ya señale anteriormente, las grandes críticas que se han lanzado hacia las expectativas que en algún momento se posicionó sobre la democracia, es un fenómeno alarmante que bien puede coincidir con los conflictos que actualmente mantienen sobre Oriente medio a los Estados Unidos y a Francia, mediante las viejas políticas de guerra. Eso sin contar con la importancia geopolítica que ha generado el reposicionamiento político de Rusia.

El futuro puede ser alarmante si la desigualdad mundial se acrecienta en países que son los referentes hegemónicos a seguir tanto a nivel económico como a nivel político. Y de esto no quedan excluidos países como México en donde la desigualdad es un tema cotidiano que nos puede remitir a un antecedente histórico colonial.

Hoy se tienen guerras con un transformo político y económico que ha propiciado una nueva ola de autoritarismo proveniente de Occidente y que no se aleja en demasía con las problemáticas y serios cuestionamientos que recibe la democracia y el funcionamiento de los Estados en esta parte del continente, salvo excepciones.

México como ejemplo de la desigualdad

México ha sido un referente petrolero desde el siglo pasado. La época dorada del milagro mexicano puede ejemplificar el vasto crecimiento y desarrollo que tuvo el país, sin embargo, las malas decisiones políticas y económicas que se presentaron en la segunda mitad del siglo XX, se sumaron también a un sinnúmero de insurrecciones populares principalmente ocasionadas por el decremento en los niveles de vida, hasta la incorporación al libre mercado entre los ochentas y noventas, hasta que se sucumbió con la crisis devastadora de los noventa y la famosa devaluación de 1994.

México ha sido un país rentista que se ha mantenido en gran parte por los ingresos petroleros, sin embargo los Estados con estas características suelen ser “herméticos y nada trasparentes” que comúnmente actúan desde referentes oligárquicos en correspondencia con élites económicas (Farfán Mares, & Celorio Morayta, 2011: 540), por esta razón, las demandas de la sociedad quedan en segundo plano.

Asimismo, no se debe olvidar que el pasado mexicano heredó rasgos de dominación colonial, en donde las desigualdades sociales han sido una constante desde la segregación de las castas. A su vez, desde la conformación del sistema político mexicano después de 1929, México se ha caracterizado por tener una política basada en redes clientelares, camarillas, corporativismo, entre más, que bien son el ejemplo de que los intereses económicos y políticos, muchas veces distan de las necesidades sociales. Esto sin hacer a un lado que durante el siglo XX la política priísta se caracterizó por instaurar gobiernos populistas, con una economía que fue en su mayoría rentista.

El fenómeno rentista mexicano, puede verse como una incapacidad económica que se incremente a largo plazo, puesto que la actividad capitalista no es bien ejercida y al paso del tiempo genera economías atrasadas y mermadas, por esa razón el Estado mexicano tuvo la característica de ser Estado que se enfoca en la asignación de recursos en vez de producir bienes (Farfán Mares, & Celorio Morayta, 2011: 543). El pasado autoritario mexicano, las ineficiencias que se gestaron a nivel político y económico, han dejado secuelas irreversibles, hoy se tiene un país con un atraso en un modelo capitalista, cuando el propio Estado controló las empresas nacionales y las liberó, no se hizo con la intención de generar competencia en el mercado internacional, sino más bien para enriquecer a personajes que hoy se pueden encontrar en las listas de multimillonarios de Forbes como es el caso de Carlos Slim[2].

Este fenómeno es un síntoma de una desigualdad abismal presente en el país, la brecha es amplia entre la riqueza de Slim que asciende a 79,600 mdd, comparado con la ganancia profesional del salario mínimo vigente desde el 1 de octubre del 2015 en México que asciende a los 70.10 pesos[3].

De igual forma, tras las serias crisis que atravesó México durante la segunda mitad del siglo XX, diversas insurrecciones sociales no dejaron de hacerse presentes, al igual que las respuestas que los gobiernos autoritarios tuvieron para mermar dichas luchas. Hoy la situación no es diferente, las advertencias que señaló Piketty (2014), no muy alejadas a las de Karl Marx en el siglo XIX, pueden también ajustarse a la situación que atraviesa el país desde hace varios años. Y que hoy mantienen en alerta con índices elevados de inseguridad y de violencia, con una problemática más acrecentada con el crimen organizado, narcotráfico, e ingobernabilidad en estados como Tamaulipas, Michoacán y Guerrero.  

Los bajos salarios, las grandes facilidades que se le otorgan a empresas para tener contrataciones temporales de trabajadores y evitar que se le asignen prestaciones de ley, han hecho que la calidad de vida se desplome y por consecuencia, la calidad de vida también se llegue a precarizar. México aparece en el lugar 36; en educación y competencias, y seguridad persona, de 36 países evaluados por la OCDE. A su vez, en lugar 35 en balance de vida-trabajo, vivienda y calidad de medio ambiente, en lugar 32 en salud y 28 en empleo y salarios[4].

Por otra parte CONEVAL develó un aumento en la pobreza en el país que asciende a 55.3 millones de personas que viven en esas condiciones, así que representa el  46.2% del total en la nación, por otra parte, la pobreza extrema mantuvo una disminución de 2012 a 2014, pasando de 11.5 millones a 11.4 millones, así pues del total nacional, es el 9.5% de personas en pobreza extrema en el país, frente a un total de 55.3 millones de personas se encuentran en la pobreza.[5]

De igual manera, los estados en donde aumentó la cantidad de mexicanos en pobreza son: Morelos, Campeche, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y Baja California Sur. Por otro lado, se obtiene que el 79.5% de la población se encuentre en vulnerabilidad, teniendo en cuenta que los salarios se han reducido en un 3.2% de 2012 a 2014[6]. México es uno de los países más desiguales del mundo.

¿Qué peligros contrae tanta desigualdad en un país? Lo que he venido señalando con anterioridad, las advertencias de Piketty (2014) no pueden hacerse a un lado mientras estén latentes problemas de violencia en el mundo y en países como el nuestro. Las medidas que siempre se han tomado son reasignar presupuesto mediante políticas sociales que a fin de cuentas, en vez de solucionar los conflictos de desigualdad y de pobreza en el país, fungen únicamente como remedios a corto plazo que van incrementando los conflictos ya señalados.

Por otra parte, los descontentos sociales se ven reflejados también en los datos que proporcionó el Latinobarómetro en 2015, donde el estudio de opinión pública posicionó a México como el último lugar en la satisfacción con la democracia con un total de 19%, frente a 18 países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvado, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Véase el resultado en la siguiente gráfica:
*Fuente: datos obtenidos del Latinobarómetro 2015; http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp

Por otra parte, el conflicto económico-político ha trascendido a escalas políticas. De esa manera se justifica una de las propuestas de Piketty (2014), de retomar a la economía política y de hacer que los estudios tengan en cuenta el factor social, para prevenir catástrofes.

En México no solamente la satisfacción a la democracia presenta índices bajos, sino también estos se relacionan de lleno con la aprobación presidencial y la aprobación al gobierno, donde México aparece con 35% de aprobación presidencial, al igual que un 35% de aprobación del gobierno. Véase en la siguiente gráfica:
*Fuente: datos obtenidos del Latinobarómetro 2015; http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp

A su vez, el apoyo a la democracia en México se encuentra también deteriorado y en condiciones alarmantes, puesto que al arrojar un 48%, en contraste a países como Venezuela con un 84% y Uruguay con un 76%, que encabezan los niveles más óptimos, encontramos que el desencanto con la democracia también ha impactado en el desencanto a la aprobación presidencial y al gobierno en curso, esto sin contar que México atraviesa una situación alarmante desde 2006 que se traduce como una crisis política que hoy no ha tenido salida.

 Véase el apoyo a la democracia frente a los 18 países encuestados por el Latinobarómetro en 2015:
*Fuente: datos obtenidos del Latinobarómetro 2015; http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp

La situación que se encuentra en el país es alarmante, y se necesita tener respuestas reales en el campo de lo político.

Se tiene a una sociedad que refleja un pasado colonial, un rechazo frente a los gobernantes y a las formas de gobierno. Se tienen rasgos de un pasado autoritario donde un partido político mantuvo el poder por más de 70 años y que hoy aparece de nueva cuenta, generando el endurecimiento de la oligarquía en relación a los intereses de élites económicas

Conclusiones

La situación que atraviesa el mundo tiene un referente económico y político, por esa razón es necesario el resurgimiento de la Economía Política ya que, en el caso de las potencias mundiales que son muchas veces las hegemonías a seguir tanto política como económicamente, han presentado problemas alarmantes de desigualdad que van a la alza.

Por otra parte, dichos conflictos han detonado ya en una guerra que viene a reconfigurar al mundo con el resurgimiento de Rusia y de países asiáticos. Europa se encuentra en agonía, desde hace años atrás se cuestiona fuertemente sus modelos democráticos capitalistas que han vendido únicamente fantasías frente a los problemas reales de sus sociedades. Se ha acusado que la democracia en Occidente es el disfraz de grupos oligárquicos y de élites de poder que velan nada más por intereses propios, haciendo a un lado a los conflictos sociales.

Lo alarmante en este fenómeno, son el sinnúmero de infecciones sociales que bien pueden ilustrarse como la oleada de movimientos indignados como el Ocupa Walla Street en los Estados Unidos, 15 M en España, las protestas estudiantiles en Chile, entre más.

Las respuestas que en su mayoría se han tenido, es sofocar dichos movimientos mediante políticas restrictivas como la regulación de redes sociales en algunos países o con actos de violencia.

El caso mexicano no se queda apartado del contexto mundial, los datos antes presentados nos hablan de una situación crítica que tiene altamente polarizada a la sociedad frente a la oligarquía y las élites dominantes del país. El Estado mexicano ha quedado rebasado y lo único que queda es el recuerdo de las bonanzas que otorgó el ser un país rentista. Cosa que hoy se queda en el olvido con la caída de los precios del petróleo a nivel mundial.

No es casual ver en México y el mundo el “fantasma” de movimientos de clases similares a los del pasado. Con rechazo a sus gobiernos y a sus representantes.

El llamado de Piketty (2014) más allá de ser utópico es responsabilidad de académicos y de científico sociales. Se debe tener una responsabilidad social para que los estudios no se aparten de la realidad y únicamente se enfoquen en presentar datos de manera folclórica.

El futuro de la paz y de la democracia es incierto, pero se debe luchar para restablecer nuevas pautas que contrasten a las olas de autoritarismo que genera el sistema capitalista mundial y las políticas internacionales provenientes de la hegemonía Occidental.

[] no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.

Marx y Engels (2006: 107) de diciembre de 1847 a enero de 1848.


Bibliografía:
Bobbio, N. (2003), Teoría general de la política, España, Trotta.
Chomsky, N. (2012), Cómo funciona el mundo, Buenos Aires, Katz Editores.
Farfán Mares, G. & Celorio Morayta, G. (2011), La economía política del Estado rentista mexicano (1970-2010), El colegio de México, Recuperado en: http://www.jstor.org/stable/23035608
Fukuyama, F. (2014), “At the End of History‟ Still Stands Democracy”, The Wall Street Journal. Recuperado en: http:online.wsj.com/articles/at-the-end-of-history-still-stands-democracy- 1402080661.
Hobbes, T. (trad. 2001), Leviatán, FCE, México.
Huntington, S. P. (1994), La tercera ola, la democratización a finales del siglo XX, Paidós, España.
Huntington, S. P. (2004), ¿Quiénes somos?; Los desafíos de la identidad nacional estadounidense, Paidós, México
Huntington, S. P. (2005), El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, México, Paidós.
Latinobarómetro. (2015), “Informe 1995-2015”, Chile. Recuperado en: http://www.latinobarometro.org/lat.jsp
Lock, J. (trad. 2010), Segundo tratado sobre el gobierno civil: un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y fin del gobierno civil, España, Tecnos.
Marcuse, H. (2001), El hombre unidimensional, México, Ariel.
Marx, K. & Engels, F. (2006), Manifiesto del Partido Comunista, Editores mexicanos unidos, México.
Marx, K. (1968). Crítica de la filosofía del estado de Hegel, Editorial Claridad, Buenos Aires. Recuperado en: https://creandopueblo.files.wordpress.com/2013/10/marx-crc3adtica-de-la-filosofc3ada-del-estado-de-hegel.pdf
Marx, K. (1978), El capital, Tomo I, México, Porrúa.
Meaney, T., & Mounk, Y. (2014), “What Was Democracy? Democracy was once a comforting fiction. Has it become an uninhabitable one?”, The Nation, Recuperado en: http://www.thenation.com/article/179851/what-was-democracy#1.
Montesquieu, Ch. de S. B. de. (trad. 1999), El espíritu de las leyes, México, Oxford university press.
Rousseau, J. J. (trad. 2012), El contralto social: o principios del derecho político. Discurso sobre las ciencias y las artes; discurso sobre el origen de la desigualdad, México, Porrúa.
Smith, A, (1941), Teoría de los sentimientos morales, México, FCE.
Smith, A. (1794), Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Tomo I, Valladolid. Recuperado en: https://www.marxists.org/espanol/smith_adam/1776/riqueza/smith-tomo1.pdf
Touraine, A. (1994), Crítica de la modernidad, México, Fondo de Cultura Económica.




[1] Cabe señalar uno de los errores de la obra de Marcuse (2001), las sociedades industrializadas aparentemente generan a individuos apáticos y subordinados, empero, esta afirmación queda totalmente rebasada por el tiempo, puesto que la desigualdad y la pobreza han marcado perfectamente la historia de Occidente y del mundo con un sinnúmero de insurrecciones sociales en búsqueda de trabajos justos, dignos, entre más.
[2] Personaje que continuamente se posiciona en el primer lugar de riqueza mundial, compitiendo con Bill Gates. El dato puede consultarse en: http://www.forbes.com.mx/carlos-slim-vuelve-ser-el-hombre-mas-rico-del-mundo/
[3] El siguiente dato puede consultarse en: http://www.conasami.gob.mx/pdf/tabla_salarios_minimos/2015_octubre/01_10_2015.pdf
[4] México reprobado en calidad de vida de su población. Dato que puede consultarse en:  http://www.cnnexpansion.com/economia/2015/06/01/mexico-reprobado-en-calidad-de-vida-de-su-poblacion
[5] Dato proporcionado por CONEVAL, puede consultarse en: http://www.coneval.gob.mx/medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
[6] Dato consultado en: http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2015/07/24/crece-pobreza-en-mexico-hay-dos-millones-mas-coneval

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